Cuatro noches en la Polinesia de Disney

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¿No puedes ir a Polinesia Francesa este año? No hay problemas. Solamente hay que emprender rumbo al Polynesian Village en Disney World en Orlando, un resort que cuenta con la calificación de cuatro estrellas de la American Automobile Association.

Allí mi esposo y yo encontramos los Bora Bora Bungalows, 20 casas sobre pilotes inspiradas en los bungalós icónicos creados por los californianos Hugh Kelly, Muk McCallum and Jay Carlisle en islas de la Polinesia Francesa en 1963. Los bungalós en Florida están ubicados en la laguna Seven Seas Lagoon frente al Reino Mágico de Disney World.

Para sentirnos de lleno en la Polinesia de Disney decidimos no ir a los parques temáticos (aunque el resort está ubicado convenientemente en la línea del monorriel al Reino Mágico), sino permanecer por cuatro noches y cinco días en nuestro bungaló y el resto del Polynesian Village Resort. Nos pusimos ropa hawaiana y leis de nueces kukuy que habíamos comprado en visitas anteriores a los Mares del Sur y llegamos al resort polines de Disney World. Ya desde la entrada con su cascada de agua y verdor tropical, y su salón de recepción en su Gran Casa Ceremonial con decorado de las islas con una fuente con un tiki, orquídeas, arte y lámparas que parecen burbujas flotando desde lo alto, nos sentíamos en los Mares del Sur.

La cinta de 20 bungalós del Polynesian Village se inauguró en 2015, y son parte de la propiedad compartida del Disney Vacation Club, pero se pueden alquilar por personas como nosotros que no son miembros. El nuestro #7008, estaba a una caminata de unos minutos por los jardines del resort y detrás de una cerca con puerta que se abría con nuestra llave. El camino a los bungalós cuenta con vistas de las playas de arenas blancas del Polynesian (no se permite nadar pero son lindas).

Los bungalós del Polynesian Village no tienen los techos de paja de los de la Polinesia Francesa, sino techos normales que encajan bien con el resto del complejo. El agua debajo de ellos no es del color azul de las cajas de Tiffany’s como las de Bora Bora, sino del azul del Seven Seas Lagoon, un lago artificial creado al sacar más de siete millones de yardas cúbicas de tierra en preparación para la construcción del Reino Mágico en la década de 1960, según voceros de Disney. El Reino Mágico, y el Polynesian, ahora celebrando 50 años, abrieron el 1 de octubre de 1971.

Nuestro bungaló, de 1,650 pies cuadrados, tiene cupo hasta para ocho personas y está decorado en estilo moderno de mediados del siglo XX, con arte y mobiliario inspirado en las islas incluyendo tikis, cuadros y un cabecero en la cama de una de las habitaciones que parece ser un trío de tablas del deporte de surf. Toques especiales incluyen un televisor en el espejo del baño y una bañera y ducha de lluvia separada en el baño principal al igual que televisiones de pantalla grande en los dormitorios y la sala. Hay ventanas que llegan al piso en el dormitorio principal con vistas que muestran que el bungaló está sobre el agua. La cocina está equipada con refrigerador, lavaplatos, horno, microondas y una mesa para ocho. También hay lavadora y secadora de ropa.

La cocina abre a la sala con un sofá-cama, sillas y otro mobiliario y otra cama escondida debajo de un televisor. La pared trasera del bungaló es toda de cristal y ofrece vistas de la laguna, el Reino Mágico y el Grand Floridian Resort en la orilla opuesta, al igual que panoramas de botes de vapor y otros barcos que llevan al Reino Mágico.

Sin dudas, lo que más nos gustó del bungaló era su terraza que se extiende por un costado y por su parte trasera. Cada bungaló tiene su propia piscina pequeña privada y cercada para proteger a los niños. La terraza cuenta con una ducha al aire libre y altavoces que tocan música de las islas (y la banda sonora de los despliegues de fuegos artificiales del Reino Mágico que disfrutamos cada noche). Los muebles de la terraza incluyen una mesa y cuatro sillas, dos tumbonas acolchadas y dos simpáticas sillas colgantes. También hay dos campanas de viento.

Después de familiarizarnos con el bungaló y desempacar, salimos a pasear por los jardines alumbrados por antorchas del Polynesian Village, con palmas y otra vegetación y disfrutamos de lindas vistas del resort desde la terraza de Trader Sam’s Tiki Terrace, un bar al fresco que nos recordó de establecimientos que habíamos visitado en Bora Bora y otras islas de la Polinesia Francesa. Trader Sam’s Tiki Terrace ofrece música en vivo y sirve platillos incluyendo tacos de cerdo Kaluga y tazas de pollo y lechuga con salsa de jengibre del Trader Sam’s Grog Grotto, un pequeño bar a unos pasos que está lleno de recuerdos exóticos de un explorador de la selva. En Trader Sam’s Grog Grotto algunas órdenes de cócteles desencadenan efectos especiales en el bar incluyendo erupciones volcánicas y tormentas que se ven a través de una “ventana”.

Al regresar a nuestro bungaló, la laguna era sede del Electrical Water Pageant, un lindo desfile acuático que se presenta todas las noches en la laguna con criaturas de fantasía iluminadas incluyendo una serpiente marina, una ballena y un pulpo que flotaban frente a nuestro bungaló al son de canciones como “Under The Sea” (Bajo el mar), y poco después el despliegue de fuegos artificiales del Reino Mágico alumbró los cielos sobre el Castillo de Cenicienta –las vistas son maravillosas desde los bungalós–.

Los próximos días en nuestro bungaló estábamos en “tiempo de isla”, despertándonos y comiendo cuando queríamos. Pasamos ratos en las piscinas del resort (una, la Lava Pool, tiene un “volcán”, que con un poco de imaginación recuerda al Monte Otemanu de Bora Bora, y un deslizador de 142 pies y cascada).

Para el desayuno una mañana disfrutamos de una Tostada Tonga (Tonga Toast) un delicioso platillo que consiste de pan de masa madre relleno de platanitos, rebozado y frito y espolvoreado con azúcar de canela en el Kona Café, con servicio a mesa (también está disponible en Captain Cook’s, un restaurante de comidas rápidas –estos son dos de los 11 restaurantes y bares del Polynesian Village–). Durante nuestras visitas a Nuku’alofa en el Reino de Tonga (recientemente en las noticias por una erupción volcánica) nosotros no nos hemos topado con este platillo, pero quizás está inspirado en la especialidad local panikeke (bolas de masa fritas con sabor a plátano) o a lo mejor simplemente Disney quería un nombre exótico y aliterativo para su tostada. Nosotros preguntamos en el resort pero nadie recordaba los orígenes del platillo que se ha servido en el Polynesian Village desde que abrió, originalmente en el restaurante Papeete Bay Veranda (ahora ‘Ohana) y en el Coral Isle Café (ahora el Kona Café). De cualquier forma, el Tonga Toast es exquisito y nos trajo recuerdos felices de nuestras visitas a ese país.

Otras delicias inspiradas en Polinesia Francesa que disfrutamos incluyeron albóndigas de cerdo en salsa de ajo y chile, seguidas de una cena de sartén incluyendo carne teriyaki, camarones y fideos en ‘Ohana, un restaurante con servicio a mesas. Una tarde compramos Dole Whips, una golosina con sabor de piña congelada, para disfrutarla en nuestras sillas colgantes en la terraza de nuestro bungaló. Nos recordó la vez que hicimos una excursión a una finca de piñas en Hawái y los platos de frutas tropicales que habíamos disfrutado en estadías en Bora Bora, a la vez que creó una nueva memoria de saborear esta golosina ahora en nuestras sillas colgantes junto a la laguna en Disney World.

Actividades de ocio incluyen compras de galletitas de la Honolulu Cookie Company, ropa de inspiración polinesia y souvenirs en las tiendas del resort y sesiones para hacer leis. Demasiado pronto se terminaron nuestras vacaciones. Nos encantó disfrutar de este pedacito de la Polinesia Francesa en Florida y pensamos volver.