Yordy Cabrera niega que haya inyectado al prospecto fenecido

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Yordy Cabrera negó que tenga responsabilidad en la muerte del prospecto Ismael Ureña Pérez como le acusa la familia de este último, que lo sometió a la justicia alegando que en la academia de béisbol del lanzador de los Gigantes del Cibao se le inyectó sustancia destinada a caballos.

Cabrera de desligó de cualquier amenaza de las que los familiares de Ureña aseguran han recibido.

El también entrenador colgó un vídeo de tres minutos y 50 segundos en la cuenta en Instagram de la Yordy Cabrera Baseball Academy donde trata de desmarcarse de la imputación que puede hacerle el Ministerio Público y hace un repaso a su carrera de 14 años como profesional donde no ha fallado a pruebas de dopaje.

Además, alega que fue objeto de extorsión de lo que asegura tener pruebas y atribuye a no ceder ante esa presión lo que ha ocasionado que el caso llegara hasta los tribunales.

«No tengo nada, en lo absoluto, que ver con eso, que dicen que yo le he inyectado sustancias veterinarias de caballo a un joven fallecido, lo cual lamento mucho que haya sucedido porque yo soy padre, tengo mi familia, tengo mis hijos», dice Cabrera, en un video editado con imágenes suyas en diferentes ligas como profesional.

Los abogados de la familia del fenecido prospecto sometieron a Cabrera ante la fiscalía de Santo Domingo Este el siete de noviembre y el lunes asistieron ante la procuradora adjunto Yeni Berenice Reynoso, que, según ellos, acogió la querella.

«Tal vez no sé el dolor que se siente perder un hijo, pero yo sé que es muy grande, porque sí sé el dolor que es perder un ser querido, pero yo no tengo nada que ver, en lo absoluto, con esa pérdida, ni de lo que pasó, lamentable, con ese niño», dice Cabrera, que comenzara su carrera como infielder y luego se transformara en lanzador.

Explicó que abrió la academia en 2018 y que el año más reciente logró cinco firmas, que asegura todos jugaron en la Liga de Verano sin arrojar positivo a sustancias para mejorar el rendimiento.

Ureña murió el 25 de julio pasado y dos de sus hermanos, que también se entrenaban en la academia de Cabrera, aseguran que en la concentración se le inyectaba «caballín», en relación a la boldenona.