Los migrantes haitianos recobran la esperanza en México

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México es una luz de esperanza para unos 300 migrantes haitianos que permanecen en la frontera con Estados Unidos luego que el gobierno de ese país rechazó recibirlos.

«La verdad nosotros queremos agradecer a la gobernación mexicana por todo lo que han hecho», dice Ilfrid Alcide, de 26 años quien, como los demás haitianos, quiere aprovechar la oportunidad de quedarse en México.

El sueño de llegar a Estados Unidos acabó, pero ahora se muestran animados y hasta sonrientes mientras limpian y organizan sus cosas en un albergue facilitado por el gobierno de Ciudad Acuña (Coahuila, norte) donde pasarán los próximos días mientras resuelven su situación migratoria.

La escena es el epílogo de una semana que atrajo la mirada mundial al puente internacional que une Ciudad Acuña con Del Río, en Estados Unidos, donde unos 15.000 haitianos acamparon en ambos lados de la frontera con México para pedir desesperadamente el asilo en ese país del norte.

Represión y consiguientes deportaciones masivas llevaron a cientos de ellos a guarecerse del lado mexicano, en un parque en la ribera del río Bravo, donde quedaron expuestos al intenso calor diurno, noches frías y otras penurias.

«La mayoría de nosotros ya estábamos enfermos por las condiciones cómo estábamos viviendo allá», dice Alcide, con dotes de líder dentro del colectivo.

Él fue uno de los más firmes al momento de pedir garantías a las autoridades mexicanas cuando les ofrecieron reubicarlos, un día después de haberles dicho que debían regresar a Tapachula, en la frontera sur de México.

«[Sentí] bastante miedo (…) las autoridades tenían diferente palabra», recuerda. «No queríamos creer en ninguno de ellos, por eso lo dudábamos mucho».

La crisis culminó el viernes cuando los haitianos en ambos lados de la frontera se retiraron.

Tras el desenlace, autoridades mexicanas reabrieron la tarde del sábado el paso por el puente internacional entre Acuña y Del Río, constató la AFP.

– Adaptándose –

Tapachula, unos 2.500 kms al sur de Ciudad Acuña, es descrita por los haitianos como «un infierno», saturada con decenas de miles de centroamericanos y de paisanos suyos, que sobreviven a duras penas entre la falta de trabajo y trámites migratorios estancados.

Apenas entrando al albergue de Ciudad Acuña, se ve a varios haitianos barriendo y echando agua en el amplio patio del recinto, para remediar el ambiente polvoriento.

A los lados del patio, varios de ellos se reúnen alrededor de mesas donde pueden tomar ropa donada, alimentos enlatados y productos de limpieza como desodorantes o champú. Varios niños corretean y juegan alrededor.

Hay una fila para la zona de atención médica, donde al menos una veintena de profesionales brindan consultas y les facilitan elementos diversos, desde analgésicos y otras medicinas esenciales, hasta preservativos o cepillos de dientes.

«Es gente joven y no traen graves enfermedades hasta ahora en lo que yo he notado», dice Luz María Rizo, médica de salud pública, sobre el estado de salud de los haitianos.

De momento no se han detectado casos de covid-19 en el grupo, pero de ocurrir se enviaría a las personas contagiadas a locales preparados por la alcaldía para hacer cuarentena, dice Adriana Macías, la epidemióloga de Ciudad Acuña.

«La intención ahorita es ofrecerles consulta médica en general, y también detectar si alguna de las personas que vienen de fuera tienen alguna enfermedad que pueda ser infectocontagiosa», agrega.

– «Un documento en la mano» –

Ernso Nepius, de 33 años, se dice satisfecho con el funcionamiento del nuevo albergue, que libró a su hijo pequeño de las incomodidades y los piquetes de zancudos del parque donde acampaban.

«Está muy bueno, traen la ropa, todas las cosas. Me gusta, está muy tranquilo», dice.

El asunto medular para los caribeños sigue siendo regularizar su estancia en México, un proceso que podría empezar este domingo o el lunes con el arribo de personal de Migración y de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR), según les han informado.

«No veo la necesidad de ir a Estados Unidos ahora, lo que nosotros queremos es quedar acá, que podemos regularizar nuestros documentos y podemos buscar trabajo y tener la oportunidad de vivir con nuestras familias», insiste Alcide.

Consultado de si se siente 100% seguro de haber resuelto su situación, el haitiano dice que aún no.

«Mientras que yo no tenga un documento en la mano que dice que yo puedo circular, 100% no, pero sí estamos 80% seguros», dice Alcide.