Continúan las renuncias del PLD en Santiago y ayer el exdirector de Deportes, licenciado Radhamés —Sasá— Espinal, anunció su dimisión del partido opositor tras alegar no hay un ambiente para una convivencia ideológica.
A continuación fragmentos de una correspondencia enviada por Espinal a la dirección del PLD, en la cual plantea que su decisión es irrevocable.
“Luego de extenderles un caluroso saludo, sirva la misma para comunicarles una importante decisión que hemos tomado, no sin antes exponerles brevemente lo siguiente, en procura de que conozcan la verdad de los hechos que dieron origen a esta decisión.
Como bien es conocido por parte importante de la dirigencia nacional y local del partido, quien suscribe, junto a un reducido grupo de hombres y mujeres salimos a trabajar en la reconstrucción del partido por todo Santiago, asumiendo como una religión todas las tareas en los momentos más difíciles de la organización, luego de haber salido del poder en el 2020.
Motivado nosotros en seguir contribuyendo con el partido en Santiago, dimos a conocer nuestras aspiraciones para ser el Secretario de Organización de la provincia, para tales fines, el día miércoles 14 de diciembre en horas de la mañana, estando representadas las diferentes fuerzas a lo interno del partido, se llegó a un consenso a nuestro favor sobre esa posición y las demás posiciones de la dirección provincial, pero resulta que, en la tarde de ese mismo día reunidos en asamblea, mientras se le daba lectura a la planchade consenso para su aprobación, ocurrió lo injustificable, y fue que se presentó un compañero aspirando a nuestra posición, este fue el presidente del consejo de regidores del ayuntamiento de Santiago.
Si bien es cierto que el reglamento preveía que, si dos o más compañeros aspiraban a una misma posición, lo que procedía era ir a votación, no menos cierto es que donde ya había un consenso establecido, los compromisarios del mismo, por la jerarquía política que tenían, debían hacer todo el esfuerzo de que se cumpliera, ya que el consenso era el resultado de un interés supremo y colectivo del liderazgo local. Lo acontecido la tarde de ese día fue una sorpresa para nosotros, ya que, de todas las posiciones de la dirección provincial, la única que fue sometida a votación fue la nuestra, resultando «ganador» el presidente del consejo de regidores del ayuntamiento de Santiago, del cual estamos más que seguro, que no se hubiese presentado sin contar con un mandato.
La frialdad, el accionar y la mirada indiferente de la mayoría de los compromisarios del consenso que estuvieron reunidos la mañana de aquel miércoles dejó muchas cosas en evidencia, lo primero; la falta de compromiso que hubo con nosotros, como además, de que intervino una voluntad unipersonal que accionó en nuestra contra. Fue penoso ver todo aquello, ver a compañeros y compañeras ocupando también una misma posición, tanto en la dirección política de una circunscripción, como en la dirección provincial, algo que no resiste el mínimo análisis político, al menos que lo que exista desde ya sea una lucha por el control del partido, y no una verdadera lucha por llegar al poder.