Joe Biden defiende la retirada de EEUU de Afganistán mientras los talibanes celebran

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El presidente Joe Biden, defendió firmemente la retirada de tropas de Afganistán como “la mejor decisión para Estados Unidos”, el día después de una salida celebrada por los talibanes como una gran victoria.

“Esta es la decisión correcta. Una decisión sabia. Y la mejor decisión para Estados Unidos”, afirmó Biden en un discurso a la nación en Washington, tras poner fin a dos décadas de derramamiento de sangre que comenzó y terminó con los islamistas de línea dura en el poder.

El mandatario demócrata habló después de que la ONU advirtiera sobre una inminente “catástrofe humanitaria” en Afganistán, subrayando los enormes desafíos que enfrentan los victoriosos talibanes al transformarse de grupo insurgente en poder gobernante.

Según Biden, Estados Unidos tenía la opción entre “la salida o la escalada” militar en la guerra más larga de Estados Unidos, tras el acuerdo que hizo su antecesor republicano Donald Trump con los talibanes en 2020.

Y para el presidente, fuertemente criticado por su gestión de la retirada, la frenética misión de evacuación aérea, en la que Estados Unidos y sus aliados trasladaron a más de 123,000 personas que huían del nuevo régimen talibán de Afganistán, fue un “éxito extraordinario”.

“Ningún país ha logrado algo así en toda la historia; solo Estados Unidos tenía la capacidad, la voluntad y la habilidad para hacerlo”, aseguró.

Los talibanes también aclamaron la salida de Estados Unidos como un éxito “histórico” tras recuperar al poder a mediados de agosto: la derrota de una superpotencia mundial.

Disparos victoriosos estallaron en Kabul la madrugada del martes tras el despegue del último avión estadounidense. Más tarde, los combatientes talibanes entraron al aeropuerto de la capital.

“Felicitaciones a Afganistán (…) Esta victoria nos pertenece a todos”, declaró el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, horas después en la pista del aeropuerto.

“Esta es una gran lección para otros invasores”, afirmó.

En Kandahar, cuna del movimiento talibán y segunda ciudad más grande del país, miles salieron a festejar en las calles.

“Su hora más oscura”

Todas las miradas se centran ahora en cómo los talibanes se comportan al frente del país, especialmente en si permitirán la salida de aquellos que quieran irse, incluidos algunos extranjeros.

Estados Unidos ha dicho que “menos de 200” de sus ciudadanos seguían en Afganistán, en tanto el Reino Unido dijo que estimó en “pocos cientos” el número de británicos.

Miles de afganos que trabajaron durante años con el gobierno respaldado por Washington y temen represalias también quieren salir.

Las conversaciones están en curso sobre quién controlará ahora el aeropuerto de Kabul, que la canciller alemana Angela Merkel advirtió que era de “importancia existencial” para la ayuda humanitaria a Afganistán.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también consideró “esencial” mantener abierto el aeropuerto de Kabul y prometió no olvidar a quienes buscan huir del régimen talibán en Afganistán.

Muchos afganos están aterrorizados de que se repita el gobierno talibán de 1996 a 2001, que destrató a las mujeres y a las niñas, e implantó un sistema de justicia brutal.

Desde que tomaron el poder, los islamistas se han esforzado en dar una imagen conciliadora y prometieron ser más tolerantes en su aplicación de la ley islámica. Mujahid persistió en ese tema.

“Queremos buenas relaciones con Estados Unidos y el mundo”, dijo, insistiendo en que las fuerzas de seguridad de los talibanes serían “amables”.

Pero el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo una dura evaluación de los desafíos que enfrentan los talibanes en Afganistán, donde “casi la mitad de la población afgana, 18 millones de personas, necesita ayuda humanitaria para sobrevivir”.

“Una catástrofe humanitaria se avecina”, destacó en un comunicado, en el que mencionó “el agravamiento de la crisis humanitaria y económica” y la “amenaza de un colapso total de los servicios básicos”.

Guterres exhortó a los Estados miembros de la ONU a otorgar financiamiento para asistir al pueblo afgano “en su hora más oscura”.

“Aún no hemos terminado con ustedes”

Catar, mediador en el proceso de paz entre el gobierno afgano y los talibanes, antes de su regreso al poder, instó a los talibanes a que luchen contra el “terrorismo” y formen un gobierno “inclusivo”.

Algunos afganos también pidieron al movimiento islamista que involucren a todos en el gobierno.

“Talibanes, escúchennos: ¡debemos reconstruir juntos!”, tuiteó Fawzia Koofi, una activista por los derechos humanos y exnegociadora del gobierno derrocado que ha sobrevivido dos veces a intentos de asesinato. “Esta tierra nos pertenece a todos”, escribió.

La evacuación de civiles liderada por Estados Unidos comenzó cuando los talibanes se apoderaron de la capital el 15 de agosto, tras una rápida derrota del ejército afgano.

Washington completó su retirada militar el lunes a las 19H29 GMT, justo antes de la medianoche en Kabul y de la fecha límite del 31 de agosto fijada por Biden para poner fin a la guerra que comenzó con la invasión estadounidense a raíz de los atentados del 11 de septiembre, un conflicto que se cobró la vida de decenas de miles de afganos y más de 2,400 militares estadounidenses.

La salida se produjo en medio de una amenaza del grupo yihadista Estado Islámico- Khorasan (EI-K), supuestamente rival de los talibanes, de atacar a las fuerzas estadounidenses en el aeropuerto de Kabul.

Trece soldados estadounidenses se encontraban entre las más de 100 personas que murieron el jueves pasado cuando un atacante suicida del EI-K atacó el perímetro del aeropuerto, donde afganos desesperados se habían concentrado con la esperanza de abordar un vuelo de evacuación.

Biden prometió que Estados Unidos continuará la lucha contra el terrorismo en Afganistán y otros países, y advirtió al EI-K: “Aún no hemos terminado con ustedes”.